Hoy, sin que sirva de precedente y atendiendo a uno de mis lectores, del que por cierto solo conozco su talante verbal un tanto malhumorado, me he decidido a dejar aquí la web y el trabajo fotográfico de una mujer un tanto particular.
Mariel Clayton, fotógrafa (en sus ratos libres) canadiense de origen sudafricano y agente de viajes para más señas.
Durante un viaje que realizó al país del sol naciente descubrió el mundo surrealista de las miniaturas japonesas y las posibilidades que le ofrecía para contar su versión de la vida, un tanto grotesta y sobre todo divertida.
Y eso ha hecho desde entonces, contarnos historias descabelladas, construir escenarios brutales, macabros y desastrosos.
Ella pone, a su manera, una sonrisa a este mundo loco en el que vivimos construyendo escenas que podrían formar parte del storyboard de cualquier película de Tarantino.
El origen de su atípico y siniestro trabajo, según palabras de la propia Mariel, no se debe al hecho de haber tenido una infancia difícil: nunca abusaron de mi, no me considero una persona psicológicamente inestable, rara o diabólica. Sólo busco compartir mi sentido del humor (negro) con otros.
El motor, lo que provoca que su cámara fotográfica se ponga a disparar y cree sus pequeñas performances, es la antipatía que siente ante la muñeca más estereotipada, superficial y tradicional que se ha construido nunca de lo que tendría que ser una mujer.
Una fémina que sólo piensa en moda, cirugía estética, crear una familia a la antigua usanza… sin valores más allá de lo económico y lo políticamente correcto.
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La libertad, bajo mi punto de vista de mujer comprometida, se antepone a todo, incluso la libertad de ser fiel a los valores tradicionales.
En el mundo existen muchos modelos de mujer, otros modelos de familia, que quedan ocultos y no explicitados en la educación que recibimos a través de los juguetes, las películas, en mi caso de Disney. Esas con happy end, príncipes azules y vestiditos de ensueño. Figuras perfectas, medidas de modelo y pelazos que para si querrían en sus trabajos todos los Llongueras y Ruppet del mundo mundial.
Incluso se nos transmiten en los cuentos heredados de nuestro pasado. Ese que nos contaban nuestras madres en la cama hasta que nos quedábamos dormidas.
De ahí a rechazar la parte más frívola y convencional de la sociedad capitalista (Barbie es sólo un icono de la misma) media un fotograma digital. Lo uno va ligado, indefectiblemente, a lo otro.
La artista en cada foto nos regala una nueva mirada, macabra eso si, y tal vez intente (a su manera) que cada uno se responsabilice de su vida, independientemente del sexo (hombre o mujer).
Como apunte, decir que ella se considera anti-feminista. El feminismo, argumenta, lleva a la demonización ridícula del hombre y eso sí que es ridículo.
Mariel Clayton muestra en su trabajo el lado más oscuro de la muñeca Barbie, la novia americana que nunca quisiste tener (o tal vez si). Y que todas las niñas del mundo, siguen deseando poseer, aunque luego las descalabren, las corten el pelo y las piten con rotuladores esa carita de no haber roto un plato en su vida.
Aquí está, señoras y señores, una muestra del trabajo de esta fotógrafa minimal y su web, por si alguno de Uds. siente curiosidad.
Y su página en Facebook.
Por supuesto, y dado mi carácter apacible, solo dejaré visibles y como un mero apunte estas tres imágenes más light. El resto del trabajo de Clayton lo dejo a la necesidad de curioseo que sientan Uds.
Mort du Marat - Mariel Clayton |
Mariel Clayton |
Mariel Clayton |
Vaya, vaya, vaya. Que sorpresa!!!
ResponderEliminarLa señorita "soy súper feliz" se nos acaba de descolgar con una entrada de tintes canalla.
Como acto de rebeldía te ha quedado precioso, pero tu y yo sabemos que sólo lo has hecho para callar a los que como yo pensamos que eres una cursi.
De todas formas, y como no conocía el trabajo de esta otra "moderna" gracias por el apunte.
Bueno, para empezar yo a Ud. no se conozco, así que por favor déjese de familiaridades.
EliminarSi no le gusta, porqué entra a mirar?
Estoy segura que encontrará en la red cosas más interesantes que leer.
Comprendo que no le guste pero no comprendo su desprecio y sus feas formas. No tiene ninguna necesidad de perder el tiempo siquiera en hacer un comentario. Así que con todo respeto le rogaría que dejara de hacerlo.
No tengo tiempo que perder con personas que critican de manera nada constructiva. Acepto un consejo, un análisis, una apreciación, un juicio, una opinión, incluso un reproche pero siempre con estilo y educación. Es lo que tenemos las cursis, que no nos gustan las malas formas.
Que tenga un feliz día.