Tendidos en la penumbra,
tu... adormecido,
yo... cándida,
acompañando al silencio que queda después del amor.
Los cuerpos deliciosamente desnudos, sedosos
sintiendo la piel amada
que se deshace en caricias azules.
Yaciendo irregular sobre las sábanas
en desorden amante
momentáneamente destruidos
por el fuego que hace un instante provocaron.
El pensamiento sonríe donde habita el alma
y sella en mis ojos tu rostro ausente, abatido
taladrando en los tuyos un perfecto vaso de amor.
Rozas sutil mi rostro con tu sonrisa...
Poso la mía sobre tu pecho... complacida.
Ali Avila©
Emoción en cada verso.
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