Trémula apariencia de amor,
brillando bajo la estremecida brisa.
Sosegada, temblorosa,
cabalGando inquieta,
elevando al cielo mi pecho hirviente
como íntima corza en celo.
Respirando dulce virilidad,
tu robusta y cálida sonrisa
me acoge con sus encendidos brazos
llameando bajo una suave lumbre.
Palpitantes voces
ceñían nuestras cinturas ardientes,
mientras el edén se deshacía
como un beso invicto y fUgitivo.
Adiós me dijiste sin abrir los labios.
adiós comprendí sin escucharte siquiera.
Me abandoné,
te dejaste ir
con un íntimo y largamente desterrado reino.
Y al despertar... mi luna recién nacida,
tu orilla de mar y vida aún sedienta
libó amor de mayo y paraíSo.
©Ali Avila
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