La luz que regalaba la tarde
besaba sus pies de geisha,
como la miel discurriendo complacida
sobre mi dedo anhelante de tus labios.
... cómo dejar de mirarlos
si por cada rayo posado
se desprendía un halo de ternura,
si por cada dedo iluminado
se volvía hermoso hasta el aire,
si por cada vez que he pestañeado
luciérnagas de amor se han desprendido.
Ali Avila©
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