La dulce mano del viento acaricia mi rostro.
Cierro los ojos para advertir su levedad.
... y siento en mi levantarse una brisa suave
como tu propio suspiro.
Cierro los ojos para advertir su levedad.
... y siento en mi levantarse una brisa suave
como tu propio suspiro.
Así tu voz eleva gorriones
desde tu propio centro,
sostiene el murmullo de un riachuelo
que acaricia una llanura.
Tu mismo abres senderos
donde sólo existe maleza,
con la fuerza inusitada de tus pies,
cantando,
suavemente....
Y yo me dejo llevar por tu risa,
y el jardín se perfuma para siempre
.... con tu nombre.
Ali Avila©
No hay comentarios:
Publicar un comentario