Regresó a su vida para recordarla que no había nada perdido. Que seguía siendo la misma niña que conoció. La de las horquillitas en ese pelo lacio que recordaba. Ese pelo amarillo tan poco común entonces. Aquella niña tímida llena de ilusiones y de locos proyectos.
Volvió para decirla que el pasado era solo una historia que nos contábamos a nosotros mismos cuando sentíamos una pérdida.
Y la regaló sus sonrisas, sus buenos pensamientos y su amor incondicional para lo bueno y para lo no tanto.
Dejó que ella se vaciara en él, permitiéndola volver a quedar limpia de enojos, de sinsabores y de malas vibraciones.
Vino para recordarla quien era. Para decirla que su frágil corazón no podía andar sin protección por este mundo lleno de devoradores de almas.
Simplemente fue lo que siempre fue ... su amigo incondicional.
Y esa noche, ella por fin ... durmió feliz.
Ali Avila©
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