Cuando llega el silencio a mi noche, siento pasar las horas
como un desfile moroso, paulatino y tardo.
Ahora que te adivino apartado, todo parece suspirar.
... a veces me sorprendo susurrando tu palabra
y al presentir el rumor de mis labios,
mi gesto se vuelve sonrisa.
Y entonces revive trepidante en mis ojos tu viva mirada,
esa que me gustaba provocar
y que cruzaba alegre entre mis manos.
Una mañana puse entre las tuyas la llave de mi destino,
una llanura tersa de nativa redondez,
mi alma, madurada entre soles de primavera,
mis alas, como la esencia palpitante que me habita
y el tiempo, donde las nubes deletrean tu nombre y vuelan lento.
Ali Avila©
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