Eterna tarde de luz invernal
habitada de atormentada tristeza
respira lánguida los fantasmas de un corazón.
Alzan su voz, penetrante y musical
inútil recuerdo del rumor de tu pecho
de tu aliento profundo todavía prendido a mi vida
de tu frente entrecana de pura realidad
del vaho crepuscular como confidencia vibrante.
Y la soledad, compañera impenitente,
me abruma plétora de lastre amatorio
derrumbando sobre mi realidad latidora
el fracaso de un amor mil veces soñado.
Ali Avila©
No hay comentarios:
Publicar un comentario