Hoy noté al despertar un vacío. Mis pensamientos me habían abandonado. Mi cabeza no lograba retenerlos. Y volaban. Danzaban en el aire. Podía verlos frente a mi.
Sentí un gran alivio, como si retornara a un estado salvaje donde no tuviera que rendir pleitesía a ningún estamento. Un estado en el que la muerte y la vida solo eran conceptos y no realidades.
Como si se hubieran descargado de mi mente pesados objetos que llevaran años acumulando polvo y luz en mi cerebro.
Un sueño en el que perseguía cicatrices y recolectaba desgarros ajenos.
Un vacío etéreo y frágil, falto de emociones, de trazos prolongados, de notas graves. Un lugar donde podía ser yo sin ser.
Ali Avila@
Me fascina como logra llevar al lector de la mano hacia ese mundo tan personal que muestra en cada texto. Magnífico!.
ResponderEliminarAsí se forjan los grandes. Doman la realidad para convertirla en ficción. Llegará lejos, señorita.
ResponderEliminarPretender llegar es una ilusión, lo que realmente deseo es mantener siempre el deseo de seguir escribiendo. Muchas gracias por sus comentarios.
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