Un gorrión soñador
esperará alegre su cielo
extendidas las alas al viento.
La diminuta rosa de corazón fragante
transformará en éxtasis
el silencio de unos ojos maduros de sueño.
Y el sol de poniente
de un violáceo atardecer
sonrojará la boca de los amantes.
No temas, ven.
El mundo nos da la mano.
Ali Avila©
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