Mis labios, como pétalos desprendidos,
te añoran sin descanso.
Mi mente palpita
recordando ese tronar de cascos
que fue mi corazón al verte llegar.
Respiro incluso ese aroma
amaderado y viril
que es tu presencia misma.
El vibrante delirio de tus manos
que dibujaban olas sublimes en las mías
esculpidas para acariciar tu rostro.
Un universo de sensaciones
revestidas de un amor
tembloroso y sereno a un tiempo
que permanecerá siempre
como ayer, mañana, luego,
eternamente.
Heme aquí, abrigada de tu recuerdo
y preguntándome si tus ojos
absolverán mi acto de fe y
me darán el valor que anhelo
para seguir a mi corazón.
Ali Avila©
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