El suave murmullo, como aire rotundo que desde mi mundo, tan breve como un suspiro aletea poderoso, libre sobre esta piel de nieve, sobre mis abismos, elevando estas alas cálidas, como si toda mi vida estuviera envuelta en él, en ese período mágico en el que libo de tus labios y aspiro profundamente el perfume de tus cabellos.
Arrebatados, sedientos son entonces mis besos, en ese instante en el que no existen barreras, sólo el presente continuo bailando en un lecho íntimo, ascendiendo entre nosotros como esta luna que abraza la noche que nos consuela.
Nuestro amor se cierra tras la puerta de esa habitación sin ventanas al mundo. Paredes que ahogan la realidad y vuelven doradas nuestras miradas, íntimamente alentadas por el deseo del tiempo compartido.
Todo está lleno de ti. Mi vientre, mis labios, mi mundo... Ese tiempo mágico en el que tu y yo somos a un tiempo la vida y la muerte del amor.
©Ali Avila
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