Accedí
que tu mar veleidoso
bañara mi playa
de suaves noches inmortales.
Acepté
que sueños de amor
vencieran al mundo
de mis antiguas cicatrices.
Ví pasar la vida,
inerme,
tan lenta que creí morir
arañando mi alma.
taladrando sin piedad
mis vacíos y tus ausencias.
Toleré demenciales mentiras,
falsas esperanzas,
adulterados latidos,
energéticos vórtices
y ficticios anhelos
sin permitirme
lo que el mundo advertía evidente.
Ahora, con la patente verdad en mis manos
las palabras ya no laten en mi
la nada llora en mi vida.
Ali Avila@
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