A veces, sin saber muy bien que hacen mis manos sobre el teclado, me dejo llevar.
Permito que paseen por las letras, que se sientan libres de expresarse. Como si fueran ellas las que llevaran en volandas mi alma. Como si mi corazón fuera sólo el trocito de vida que ellas despliegan indolentes y pícaras a un tiempo.
A veces, simplemente ellas mandan y yo .... yo me abandono a su antojo.
Luego, solo leo y me sorprendo recorriendo ávida y fascinada el texto que han construido mientras deambulaban por aquí.
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