Deslizo el lápiz sobre mis rendidas manos
escribo de lágrimas dulces,
de tristes sonrisas,
deseos infantiles y de amores imposibles.
Desgarro cada pensamiento,
lo escupo, indecente
poderoso y delicado.
Dejo el corazón en cada palabra,
la vida misma en frases que duelen y desaparecen
si no estás dentro.
Mi historia callada
regalada a desconocidos sin rostro,
el dolor de mis entrañas.
Pierdo miedo, gano valor
rodeada de vacío.
Escribo sobre esta piel que anida en mi
y desenredo mis tripas
preñadas de sueños.
Muero.
Ali Avila©
Cada rostro que escucha tu poema, queda iluminado por ti.
ResponderEliminarPor favor Alí, nunca te rindas.
A veces es duro seguir cuando la inspiración se enfada conmigo y me abandona.
Eliminar¡Es entonces, cuando tienes que escucharla más que nunca!
EliminarElla siempre está ahí, porque forma parte de ti.
Tienes ese don, Ali
y precisamente por ello,
necesitamos que nos ayudes
en el difícil camino de despertar,
con tus maravillosos poemas.
Con todo mi agradecimiento. Salva.