El infinito se ha instalado solemne,
y ha puesto silencio entre dos almas
que se amaban
como la aurora ama al rocío
como el nenúfar a su agua
como el azul al café.
Tu estrella iluminó mi mundo,
desató ríos, mares, océanos de sal
abrigó mis labios de mar
embrujó mi alma y la llenó de luz.
Nunca seré la novia con flores.
Lloro por mi,
por una separación de amor sin porvenir
por la desconfianza y tu miedo al dolor.
El arco de mis cejas no aleteará más,
mi sonrisa ya no hablará.
Lo harán por mi las olas de tu mar
el azul de todos los paisajes,
otros besos en los que pacerás.
Mi gloria vivió solo en tus ojos,
ondulante en mis pupilas.
El último beso murió en ti
dormido en tu abrazo forzado.
Mi poesía llorará por ti.
Ali Avila@
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