En el pasado, las piedras silenciosas me hablaban de imágenes frustradas,
de sueños fatuos.
Aquel amor, imposible, nacido contra el viento, dejó paso a una bahía quieta
a largas noches de sosiego y lunas azules.
Apretadas y dulces.
Ahora, te sostengo en mis pensamientos
mis alas inundan el cielo de pasión
y tus ojos, que me sonríen cálidos
reposan en mis manos.
Agua y sed se han encontrado en fluida ceremonia de vida.
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